Charlamos hoy con Luisma Moreno del grupo Ezezagunok
Irún, hace casi dos décadas, tres personas con trayectorias distintas —pero unidas por el teatro, la inclusión y la cultura— decidieron poner en pie algo más que un proyecto escénico.
Miren Etxeberria, Luisma Moreno y una persona a la que recuerdan con un cariño muy especial, Ana Pérez, fundaron Ezezagunok, que en euskera significa “los desconocidos”. Lo que comenzó como un experimento con una pequeña pieza de 13 minutos y muchas dudas, es hoy una compañía reconocida en todo el país, con 22 intérpretes con discapacidad intelectual, una gira en marcha y el convencimiento de que el arte puede cambiarlo todo.
Luisma Moreno, uno de los fundadores del grupo, recuerda los inicios con una mezcla de entusiasmo, ingenuidad y muchas dificultades:
“Nos dijeron que estábamos locos, que dónde queríamos ir con ellos, que si sabíamos dónde nos metíamos.”
Aun así, decidieron seguir adelante con El secreto de las cosas, una obra mínima que solo se representó una vez pero que fue el germen de todo.
Teatro con propósito (y con apuntador)
El enfoque de Ezezagunok nunca ha sido terapéutico. Su objetivo siempre fue estar en los teatros, dentro de las programaciones culturales, como cualquier otro grupo. Pero para ello era imprescindible trabajar desde la adaptación y el apoyo.
“No hacemos un casting para entrar. Preguntamos si le gusta el teatro, si está dispuesto a trabajar en grupo. Ese es nuestro casting.”
“Una de las claves son las adaptaciones y los apoyos. Eso lo hemos llevado también al teatro.”
Durante años, la figura del apuntador fue clave en escena. Hoy, gracias al trabajo de fondo, ese apoyo ya es menor, pero sigue presente si es necesario. Lo importante es que el grupo pueda crecer a su ritmo, sin perder el sentido artístico.
De Irún a Girona (y más allá)
El grupo ha estrenado casi una decena de obras, siempre elevando el listón, como recuerda Luisma:
“Siempre hemos hecho muy despacio, porque sabemos dónde estamos y de dónde venimos. Pero siempre intentando ir un poquito más.”
Una de esas cimas fue su participación en el FITAG de Girona, en un momento difícil:
“Fue lo más grande que nos ha pasado. Ana estaba ya muy malita. Tuvimos que hacer cambios en la obra porque dos actores no podían venir. Pero lo llevamos adelante, conseguimos la financiación, y fue un éxito.”
Una obra que lo cambia todo
La obra actual se titula Exacticamente diversa, una adaptación libre de Alicia en el país de las maravillas. Tiene humor, surrealismo, capas filosóficas y un enfoque completamente inclusivo.
“Es la más larga que hemos hecho. Queríamos que todos utilizaran más la memoria, que hicieran las transiciones, que movieran la escenografía. Y lo han hecho. Está siendo una pasada.”
Visibilidad y transformación
Más allá de la función artística, Ezezagunok tiene un propósito claro: romper prejuicios y hacer visibles otras formas de estar en escena.
“Aún hoy, después de una función, nos dicen: ‘No me esperaba esto’. ¿Y qué te esperabas?, les pregunto. No lo saben.
“Se rompen preconceptos. El teatro también transforma al público.”
Ni caridad ni compasión: solo teatro
Ezezagunok ha optado por mantenerse independiente y libre, sin depender de grandes entidades. Su línea es clara:
“Lo que hemos hecho nos ha venido siempre de la cabeza o del corazón. Pero del nuestro.”
“Las historias que contamos tienen que tener cierto compromiso. Que te pongan en aprietos. Que te cuestionen cosas.”
Una estructura de artesanía colectiva
Con 22 intérpretes, técnicos, familiares y voluntarios, Ezezagunok funciona como una compañía consolidada. Pero su logística tiene sus particularidades:
“Todo lo que usamos tiene que caber en los bajos del autobús. Puede parecer una tontería, pero no lo es.”
“Al principio íbamos con un montón de coches, con lo que pillábamos. Ahora todo va pensado: escenografía plegable, vestuario organizado, planificación técnica.”
Mirando al futuro
Para quien desee comenzar un proyecto similar, Luisma ofrece una reflexión sencilla pero profunda:
“Hay que querer, hay que creer y hay que crear.”
Y concluye, casi como un manifiesto:
“Ves cómo crecen las personas. Y llega un día que dices: ‘Esto lo hemos conseguido, y es nuestro’. Y ahí se va a quedar.”
Conóceles en este video del Ayuntamiento de Irún